viernes, 6 de octubre de 2017

EL (A)ZAR DE RUSIA


Otra vez, la estadística se ensaña con la selección nacional. O más precisamente, con la selección dirigida por Sampaoli, porque la de Bauza no tuvo ninguna particularidad probabilística. Luego de un partido duro y parejo con Uruguay de visitantes, donde se defendió con criterio, Argentina generó más de 10 jugadas de gol netas contra Venezuela y otras tantas contra Perú, casi sin pasar sobresaltos atrás. Si la chance de marcar ante cada acercamiento con riesgo es de 1 en 4 (un supuesto conservador), Argentina debió hacer 3 goles o más en ambos partidos. Un absurdo de los números.

Falta un partido con Ecuador, y la sequía podría continuar, pero esto en nada modifica el diagnóstico. Los goles se merecen, no se hacen. Decir que un equipo gana porque hace más goles que su rival, como hacen muchos (incluso periodistas deportivos profesionales) sólo cristaliza las limitaciones cognitivas del declarante. Esta selección hace lo único que se puede hacer en fútbol para ganar sin depender del todo del azar: generar las condiciones necesarias para hacer goles. El gol, sin embargo, suele ser un accidente, de modo que maximizar la cantidad de jugadas de gol parece ser una estrategia razonable.

La mala fortuna me parece la explicación más probable de lo que está pasando, pero muchos insisten en formular sesudas teorías sobre el presente de la selección. Evaluemos algunas.

Psicología

En el caso de la selección, explica el psicoanalista nacional promedio (sin título, por supuesto), el problema es que sufrimos de un deterioro psicológico. La presión, haber perdido 3 finales seguidas, bla bla bla...

¿Qué argumentos lógicos o evidencia respalda esta explicación? Ninguna, por supuesto. Algunas aproximaciones psicológicas tienen ese no se qué de poder explicar casi cualquier cosa. Si perdés después de perder, es porque te deprimió la derrota anterior. Si perdés después de ganar, es porque te relajaste. Lo que mantiene vivos estos argumentos es que a nadie se le pide que lo justifiquen, generalicen o demuestren empíricamente. Se aceptan porque "debe ser así". Suenan lindo, pero hay que justificarlos mejor.

Hombría

Una variante de nuestro "drama psicológico" es la proverbial falta de actitud, de voluntad o de hombría de los protagonistas. Otra ridiculez sin sostén alguno. La selección, al menos en estos partidos, mostró una tremenda movilidad, asume riesgos atacando, y presiona todo el tiempo.

No tengo idea de qué características definen al que "pone huevos" (otra vez, la idea es que nadie pregunte), pero asumo que no es hacerse echar pegando patadas criminales, por ejemplo. A los que dicen que el que pone huevos es "el que hace goles", les puedo recomendar un buen curso de razonamiento básico.

Liderazgo

Otro clásico local: la idea de que Maradona era un líder más emocional que Messi, y que "aparecía en las dífíciles". Todos escuchamos esto y solemos asentir sin más, pero lo cierto es que si repasa la historia, se trata de una afirmación con poco fundamento. 

No me malinterpreten: soy y seré un admirador incondicional del Diego. Su fútbol me hizo feliz durante muchísimos años y sus modos fuera de la cancha me importan un bledo. Lo que digo es que los números de Maradona en las finales que disputó son alarmantemente mediocres. 

Maradona ganó un mundial, es cierto, pero en la final con Alemania (que presentó una de las peores versiones de su historia) prácticamente no tocó la pelota, pese a venir con un envión anímico espectacular.  Y ahora se juega el comodín: "pero le dio el pase de gol al Burru". Sí, pero Messi dio muchos más pases-gol en las finales que disputó. El burru buscó bien el espacio (un especialista), pero definió horrible y tuvo muchísima suerte en enfrentar a un arquero en un mal día. Los delanteros que habilita Messi en la selección se mancaron, o enfrentaron arqueros muchos mejores. O simplemente tuvieron mala suerte (era por abajo, Palacio!!). Maradona además perdió la final de 1990, donde tampoco descolló, y esta vez sin pases-gol. 

Es cierto que en la final del 86 al Diego lo molieron a patadas, y que en el 90 estaba muy deteriorado. Pero el punto se mantiene: no tuvo buenas finales y su liderazgo no se transformó en resultados decisivos, que es lo que comúnmente se afirma.

El Diego tampoco pudo ganar la Copa América (cuyas ediciones de 1991 y 1993 ganamos jugando un gran fútbol, sin necesitar de ningún "líder carismático"). Si bien Maradona ganó un par de Scudettos con un equipo muleto, en las instancias decisivas de la copas europeas tampoco pudo hacer mucho.

Messi, en cambio, jugó más que aceptablemente todas sus finales. Si bien no hizo goles en muchas de ellas, asistió y estuvo mucho más cerca del gol que el Diego. Y si es por nombrar héroes de finales, prefiero traer al estrado a Riquelme (y no soy de Boca), quien indudablemente ganó solo varias de ellas (para Boca). También podría argumentarse que Kempes tuvo un mejor desempeño en la final del 78.

¿De dónde viene entonces esa percepción de liderazgo que la mayoría le asigna al Diego? Tal vez de sus actitudes fuera del campo de juego, donde se muestra más emocional, auténtico y decidido que otros cracks. Quizás estamos extendiendo a los partidos sus reacciones fuera de ellos. Miremos los partidos antes de concluir, por favor.

Rusia 2018

No sé si Argentina irá a Rusia o no. A veces en la ruleta salen 15 negros seguidos, así que no puedo descartar que la mala racha se corte. Pero estoy seguro de que el camino para ganar es intentar hacer goles, sufriendo lo menos posible atrás. Y esto ha aparecido en el equipo de Sampaoli. Si alguien tiene otra fórmula para ganar, que la proponga en los comentarios. Yo, honestamente, no la conozco.

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