lunes, 18 de enero de 2016

Ciencia Económica: más fuego a la leña

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Nuestro post anterior abrió un enorme debate en la profesión económica, y como consecuencia de él aparicieron muchas publicaciones sobre cómo se hace economía. Lamentablemente, la mayoría de estos análisis fueron publicados antes que nuestro post, lo que alguien podría interpretar como una causalidad opuesta. Pero hasta no ver un buen test de Granger los dos tipos de cambio no pensamos reconocer nada.

More seriously, en los tiempos que corren muchos economistas están reconsiderando el rol de la profesión, al menos mucho más desde la Gran Recesión de 2008/09. El último de ellos es Dani Rodrik, economista de supermoda, que escribió un libro entero sobre la cuestión: "Economic Rules: The Rights and Wrongs of the Dismal Science" (el título "Economic Rules" es una joya de la ambigüedad: rules significa "reglas" y "manda" al mismo tiempo). Creo que vale la pena leerlo, pero si no te lo querés clavar enterito acá tenés un amplio e inteligente review, con resumen y todo. O también podés seguir leyendo este post.

La tesis principal de Dani dice que si bien es cierto que los economistas no solemos pegarla, tenemos un montón de modelos disponibles para elegir en caso de emergencia. También habla de los supuestos no demasiado "reales", y critica que estas abstracciones se hagan sobre supuestos que él considera "críticos". También defiende el arte de ser economista por sobre la precisión matemática, y desconfía de los consensos, porque no se deben confundir acuerdos en la profesión con realidades.

Lo que más rebotó en las redes fue lo de la multiplicidad de modelos. El blogger Simon Wren-Lewis acuerda con Rodrik en que no es que los modelos estén mal, sino que depende para qué los uses, pero Noah Smith (otro que vale la pena seguir) opina que elegir modelos para resolver determinadas cuestiones no es tan fácil.

Mi visión de este asunto es que sin tener una idea clara de las cuestiones estructurales, históricas, políticas e institucionales de un país en un momento histórico determinado, la elección automática de un modelo estándar puede ser contraproducente. Cuando uno se enfrenta a la realidad, el pragmatismo casi que se impone naturalmente. Los policy makers encuentran mil y un problemas para llevar adelante las políticas "tal como el modelo lo indica", y cuando esos modelos fracasan se suele echar la culpa a la sociedad, que no entendió los cambios. O, en idioma de economista, se culpa a la realidad porque no se ajustó a la teoría.

Es cierto que muchos cuando escuchan la palabra "interdisciplinariedad" se llevan la mano a la cartuchera, pero yo entiendo la interacción entre disciplinas como una necesidad imperiosa para elaborar pragmáticamente políticas implementables, que funcionen razonablemente. Como dijo Keynes, es mejor estar aproximadamente en lo cierto que exactamente equivocado, asi que prefiero que las políticas se acerquen a un second o third best a que, si fracasan en su objetivo first best, nos manden sin promoción al Nacional Best. 

Update: último momento! Chris Dillow se metió en la discusión, defiende las críticas, y aboga en su blog por una profesión basada más en los hechos que en las grandes teorías. Saludamos desde aquí a Chris, cuyo blog admiramos con fervor.

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